Ciertamente que las medidas adoptadas por la MLB para esta temporada han redundado en un espectáculo más dinámico, lleno de emociones, concentradas en juegos de menor duración.
Los puristas del beisbol no están del todo de acuerdo con estas normativas, pero hay que reconocer que en la presente temporada de Grandes Ligas las nuevas normativas han generado más movimientos en las bases, y en consecuencia, han hecho más vistoso el juego de pelota.
La prohibición de las defensivas especiales ha propiciado que los bateadores incrementen notablemente sus promedios y que constantemente se encuentren en circulación en las almohadillas.
Paralelamente con la norma que limita a los pitchers a virarse a las bases para cuidar a los corredores, el cronómetro de 20 segundos y el aumento del tamaño de las bases, se ha maximizado exponencialmente el número de estafas.
En efecto, la tasa estafas por juego ha aumentado en un 41,2%, de 0,51 por partido en 2022 a 0,69 por encuentro este año.
Si se sostiene ese ritmo, será el mayor salto de una campaña a la otra en la historia moderna de Grandes Ligas.
Pero en realidad, es un pequeño grupo de equipos el que está realmente apelando a la velocidad. De hecho, tras completarse la jornada del lunes 15 de mayo, había conjuntos cuyas tasas de bases robadas habían disminuido en lo que va de la temporada, como son los Mellizos de Minnesota (11 robos en 42 partidos), Rockies de Colorado (14) y Angelinos de California (18).
Lo que pasa es que algunos equipos especialmente veloces han empezado a correr, elevando así la tasa en todas las Grandes Ligas, tal es el caso de Piratas de Pittsburgh (50 estafas), Guardianes de Cleveland (42), Atléticos de Oakland (41), Orioles de Baltimore (40) y Rays de Tampa (39).
Que un equipo promedie incluso un robo por partido es algo bien significativo, tomando en cuenta que los Cerveceros de Milwaukee de 2016 (181 robos) son el único conjunto en los últimos 10 años que lo ha hecho.
En esta campaña Piratas y Guardianes llevan paso para estafarse 205 almohadillas. La marca de 200 se alcanzó una sola vez en el último cuarto de siglo, y fueron los Mets de 2007 que se robaron 200 bases, incluidas 78 cortesía del dominicano José Reyes, quien estaba en su mejor momento.
“Con las nuevas reglas nos quedó la sensación de que a veces podíamos ser un poco más agresivos”, dijo el coach de la tercera base de Cleveland, Mike Sarbaugh, quien se encarga del corrido de bases del equipo. “No queremos ser imprudentes. Pero si tenemos esa mentalidad agresiva, eso ayuda a algunos de nuestros jugadores a tener más confianza para robar bases. Creo que eso se ha visto desde el principio”.
Pero se tiene que contar con el personal adecuado, como asegura por su parte Anthony Sanders, coach de los Orioles. “No estamos simplemente corriendo por correr. Pero la base robada para mí es parte de un beisbol ganador. Si la situación lo amerita, se aprovecha. Los managers y las gerencias deben ver el valor de esto y cómo puede cambiar el juego. Respetamos eso en Baltimore, muchísimo”.
Si realmente se quiere soñar en grande, tal vez algún equipo en este 2023 logre estafarse 250 bases, lo que no se ha visto desde que los Cerveceros liderados por Pat Listach en 1992 robaron 256. Ese equipo de Milwaukee es el único en los últimos 36 años en llegar a esa cifra.
¿Cuántas bases robaría actualmente Rickey Henderson? Es muy atrevido comparar jugadores de condiciones y épocas diferentes, pero las marcas logradas por Henderson quizás sean casi imposibles de superar.
Su legado, quedó especialmente marcado el 1° de mayo de 1991, cuando vistiendo el uniforme de los Atléticos de Oakland robó su base número 939, superando la marca del inmortal Lou Brock.
Durante 2003, su última campaña en la Gran Carpa, robó su base 1406, la cifra más alta en la historia.
Para que se den una idea cierta del soberbio palmarés de Henderson, tenemos que el venezolano Elvis Andrus, de Chicago y quien tiene 34 años, es el pelotero activo que más se le acerca con apenas 340 estafas.