«Que se jodan» asi le dijo el modista Álvaro Calafat a quienes le acosaron

El diseñador revelación de la pasada edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, el malagueño Álvaro Calafat, llegó a la moda «de rebote” y en ella ha hallado su camino, que no ha sido fácil y en el que se ha topado con quienes no solo no creían en él sino que le ponían la zancadilla, y a quienes le acosaban les dedica hoy un sonoro “que se jodan”.

Extrovertido, alegre y un pelín irreverente, Calafat abre a EFE las puertas de su pequeño taller en Alhaurín de la Torre (Málaga), donde trabaja junto a Ana Ponf, su compañera y la otra cara de la marca que lleva su nombre, y habla sin pelos en la lengua de su paso por la escuela de moda y de aquellos que no se lo pusieron fácil.

Su familia y sus amigos siempre lo han apoyado pero en la universidad vivió situaciones “horribles” y del mismo modo que en sus aulas encontró “a los mejores profesores” y a excelentes compañeros, también dio con “los peores”, ha lamentado.

Hubo docentes que lo “putearon a muerte” e intentaron que suspendiese “por todos los medios”, algo que no entiende ahora que él mismo da clase, y alumnos que llegaron a acusarlo con mentiras para forzar que lo expulsaran y tuviese que dejar los estudios.

A Madrid con una colección inspirada en la muerte

Tras dejar el listón muy alto en la “Pasarela 080 Barcelona” y con solo tres colecciones en la calle, cogió sus diseños, se montó en su furgoneta con Ana y se plantó en Madrid para presentar en la Mercedes-Benz Fashion Week su última creación, “3LeMorte” -inspirada en la muerte de un amigo cercano-, con la que arrasó.

Entre sus planes para este 2023 está presentar el documental de la colección anterior, dar forma a “un proyecto muy grande” que verá la luz en el mes de junio y, por supuesto, preparar la nueva que estrenará en septiembre en Madrid.

Álvaro no recuerda el momento exacto en el que decidió aventurarse en el universo del diseño pero sí que “estaba muy perdido”, no tenía el Bachiller terminado y no sabía a qué dedicarse, confiesa.

“Mi madre me dice que desde chico era muy fantasioso”, comenta entre risas, pero nunca sospechó que se convertiría en diseñador y que entre bocetos, telas y máquinas de coser hallaría su sitio y el escenario perfecto en el que dejar fluir su creatividad.

Hoy, tras los éxitos cosechados en Barcelona y Madrid, Álvaro Calafat se muestra satisfecho de haber logrado “evolucionar” aquella fantasía infantil en algo más que una profesión con futuro, “una vocación”.